J. K. Rowling, entre la magia del éxito y la sempiterna polémica

J. K. Rowling lo ha vuelto a conseguir. Cada vez que desempolva su varita mágica, la escritora británica tiene la capacidad de convertir automáticamente en éxito todo lo que toca. Aunque también… en polémica. Hogwarts Legacy, el videojuego que expande el universo de Harry Potter, no ha sido una excepción. En menos de tres semanas, se ha convertido en un fenómeno ‘gamer’ al batir todos los récords de visualizaciones en Twitch, vender más de 12 millones de copias y, de paso, seguir engrosando la fortuna de la escritora británica gracias a los derechos de autor. Un auténtico boom que se ha visto envuelto, lamentablemente, como si de un maleficio de Lord Voldemort se tratase, en la controversia y en una campaña de boicot al lanzamiento por culpa de la cruzada de Rowling contra las personas transexuales. 

La creadora de la aclamada franquicia del célebre aprendiz de mago es un emblema de la literatura juvenil, un referente en la defensa de las causas sociales y un ejemplo de superación, tras pasar de la pobreza a ser una de las mujeres más ricas de Reino Unido. Muchos la ven como una figura inspiradora. Otros, en cambio, la cuestionan por sus comentarios sobre temas sociales y políticos. Son sus luces y sus sombras. Los aciertos (literarios) y desaciertos (extra literarios) de una escritora de éxito descomunal, pero envuelta últimamente en la polémica. Una figura que se ha visto ensombrecida en los últimos años por su discurso transexcluyente y las acusaciones de antisemitismo, que le han granjeado un gran número de enemigos, casi proporcional al de sus fans.

Por si fuera poco, a la habitual avalancha de críticas hacia su figura se ha sumado en la última semana su primer marido, el portugués Jorge Arantes, quien ha reaparecido en los tabloides británicos tratando de desmontar su discurso “victimista”” En una entrevista a The Daily Mail, acusó a su exmujer de “delirar” a causa de la crisis sanitaria de la pandemia, desmintiendo sus acusaciones de malos tratos y atribuyéndose, además, la autoría de la multimillonaria saga literaria.

Fotograma de Harry Potter y la piedra filosofal. WARNER BROS.

Un éxito planetario

J. K. Rowling, cuyo verdadero nombre es Joanne Rowling, se ha convertido por méritos propios en una de las escritoras más influyentes del siglo XXI. Por extraño que pueda parecer ahora, nadie apostaba por la historia de un joven mago que comenzó a escribir en las servilletas del café Elephant House de Edimburgo a mediados de la década de los 90. El manuscrito de Harry Potter y la piedra filosofal fue rechazado por doce editoriales. Hasta que cayó en manos de una editorial independiente de Londres, Bloomsbury. Las 77.689 palabras de aquella primera novela vieron la luz el 26 de junio de 1997, el día que todo cambió para Rowling y para millones de jóvenes, y no tan jóvenes, que estaban a punto adentrarse en el universo mágico de aquel niño con gafas y su famosa cicatriz en forma de rayo en la frente. Y también de entrar en contacto por primera vez con temas tan complejos para los más jóvenes como la muerte y el amor.

26 años después, Harry Potter se erige como una de las sagas más exitosas de la historia de la literatura, con más de 500 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y traducida a más de 80 idiomas. La serie literaria también fue llevada al cine con un éxito incontestable en ocho filmes, dando a conocer a jóvenes talentos como Daniel Radcliffe, Emma Watson o Rupert Grint. Convertida en una de las franquicias más taquilleras de la historia del cine, el universo de J. K. Rowling se extendió con Animales fantásticos, aunque esta vez sin una acogida tan fulgurante.

El merchandising emocional de Harry Potter ha generado, y sigue generando, cifras multimillonarias. Entre los ingresos por sus libros, películas, musicales en Broadway y todos los artículos inspirados en el mundo muggle, se superan los 20.700 millones de euros de facturación. Ahora, también, como un videojuego, Hogwarts Legacy, cuyo arrollador éxito entre los fanáticos del mundo de Hogwarts ha sido tal que se habla de su posible salto de las consolas a la televisión. Varios medios especializados especulan ya con la posible adaptación del formato a serie de la mano de HBO Max.

La fortuna de J. K. Rowling

Aunque la escritora no está directamente involucrada en el lanzamiento de este RPG, sí lo está su marca Harry Potter y su sello Wizarding World, por lo que la británica se está embolsando una buena parte de las ganancias por las ventas de este juego, contribuyendo así a incrementar su ya de por sí estratosférica y envidiable cuenta bancaria.

J.K. Rowling, junto a Daniel Radcliffe, Emma Watson y Ruper Grint en el preestreno de una película de la saga. EUROPA PRESS

Rowling ha amasado una fortuna que se calcula en más de 850 millones de libras (989 millones de euros). Es una de las mujeres más ricas de Reino Unido y también una de las celebridades más poderosas del planeta, según Forbes. Es Dama Oficial de la Orden del Imperio Británico, Dama de la Orden de la Legión de Honor de la República Francesa y ha recibido multitud de galardones, entre los cuales figura el Príncipe de Asturias de la Concordia en 2003.

Un éxito mastodóntico que contrasta con unos inicios precarios en los que una jovencísima J. K. Rowling, de apenas 20 años, soñaba con ganarse la vida como escritora mientras luchaba por salir adelante. No lo tuvo nada fácil. Era una madre soltera, acababa de divorciarse, estaba desempleada y sobrevivía gracias a las ayudas sociales. “Era todo lo pobre que se puede ser en el Reino Unido de hoy antes de convertirme en una persona sin hogar”, ha relatado la creadora de Harry Potter en múltiples ocasiones.

La escritora nunca ha olvidado aquellos años tan duros y ha abanderado varias causas sociales en su afán por combatir la pobreza y la desigualdad. Como madre soltera que fue, con el estigma social que esta realidad conlleva, J. K. Rolling ha brindado su apoyo a familias monoparentales a través de instituciones benéficas como One Parent Families, o con la fundación de Lumos, una ONG que lucha por la erradicación de los orfanatos.

La escritora, que reveló en 2020 que fue víctima de la violencia machista durante su primer matrimonio con Jorge Arantes, ha creado recientemente la organización Beira’s Place, un espacio para ayudar a mujeres víctimas de esta lacra.

Pero por encima de todos los éxitos cosechados por J. K. Rowling y su joven hechicero, está su inspirador legado literario al despertar la afición lectora entre los más jóvenes. Pocas lecturas han calado tan profundamente en el imaginario de varias generaciones. Qué aficionado a los libros de Harry Potter no ha soñado en algún momento con subirse a una escoba y echar a volar para jugar al Quidditch, usar una varita hecha de pluma de fénix o atravesar el andén 9 y 3/4 escondido tras una pared de la estación de King’s Cross.

Y es que millones de niños y adolescentes de todo el mundo han crecido devorando la prosa de Rowling, incluso a muchos les ha inculcado la pasión por la escritura.

Harry Potter ha vendido más de 500 millones de ejemplares y ha sido traducido a 80 idiomas. EFE

La prolífica obra literaria de J. K. Rowling no acaba en la escuela de magia Hogwarts. A partir de 2013, la autora decidió que había vida más allá del mundo mágico de Harry Potter e irrumpió en la literatura para adultos, bajo el pseudónimo de Robert Galbraith. Se adentró en la novela policíaca con la serie Cormoran Strike y, nuevamente, saboreó las mieles del éxito. También adaptando sus textos a la televisión para una ficción de la BBC en la que ella misma firma los guiones.

Los trans, en el centro de la polémica

Pese a su dilatada trayectoria, su incuestionable éxito y su apoyo a múltiples causas benéficas, la escritora se ha situado a menudo en el ojo del huracán, en su mayor parte por sus declaraciones y posicionamientos transexclueyentes. Un discurso considerado discriminatorio que no solo ha soliviantado al colectivo LGBTI, sino que le ha granjeado una legión de ‘haters’ que le han declarado la guerra a través de numerosas campañas de boicot a su obra.

Esta polémica arrancó en diciembre de 2019 cuando J.K. Rowling se posicionó a favor de Maya Forstater, una investigadora que había sido despedida de su trabajo por tuitear que las mujeres trans “no podían cambiar de sexo biológico”. “Vístanse como quieran por favor. Llámense como quieran llamarse. Acuéstense con cualquier adulto al que brinden consentimiento. Vivan su vida en paz y con seguridad, pero no fuercen a que despidan a las mujeres de sus trabajos por decir que el sexo es algo real”, escribió la autora de Harry Potter en su cuenta, siendo tachada por miles de usuarios como tránsfoba y discriminatoria.

La polémica, lejos de amainar, se acrecentó cuando en junio de 2020 J. K. Rowling volvió a la carga denunciando un artículo publicado por la agencia Devex en el que se utilizaba la expresión “personas menstruantes” para incluir tanto a mujeres y hombres trans que menstrúan. “Estoy segura de que existía un término para esas personas”, ironizó.

Horas después, la escritora publicó un hilo en Twitter explicando su visión del feminismo y del rol que desempeñan las personas trans en el movimiento, lo que contribuyó a echar aún más leña al fuego. “Si el sexo no es real, no hay atracción hacia un mismo sexo. Si el sexo no es real, la realidad de las mujeres de forma global se elimina. Conozco y quiero a personas trans, pero borrar el concepto de sexo elimina la habilidad de muchas de discutir sus vidas de manera significativa. Decir la verdad no es odio”, aseguró.

“Respeto el derecho de toda persona trans a vivir de cualquier manera con la que se sienta auténtica y sea cómoda para ella. Me manifestaría con vosotras si se os discriminara por ser trans. Al mismo tiempo, mi vida ha sido moldeada por ser mujer”, añadía en este conjunto de tuits.

Ante la avalancha de críticas y acusaciones de transfobia, la escritora trató de defender su postura con un largo ensayo en su página web el 10 de junio de 2020. Un artículo en el que defiende “el sexo biológico” como la única manera de determinar el género de una persona y que las mujeres trans no han sufrido la misma discriminación por no haber nacido mujeres. “Me niego a inclinarme ante un movimiento que creo que está haciendo un daño demostrable al tratar de erosionar a la ‘mujer’ como clase política y biológica y ofrecer cobertura a los depredadores como pocos antes”, escribió J. K. Rowling, entre otros controvertidos argumentos.

La reacción en las redes sociales fue inmediata y desataron la indignación del colectivo LGBTI ante su posicionamiento TERF (Trans-Exclusionary Radical Feminist, feminista que excluye a las personas trans). Incluso los actores de la saga cinematográfica de Harry Potter, con Daniel Radcliffe y Emma Watson a la cabeza, le dieron la espalda al mostrar públicamente su desacuerdo con sus declaraciones.

Acosada diariamente por quienes la censuran mediante comentarios abusivos “muy sexualizados” y amenazas, Rowling aguanta bien todas las embestidas y los “intentos de degradarla y humillarla”, aunque también siente temor por el hecho de que repitan con tanta frecuencia. No obstante, a la escritora no le preocupa demasiado, a tenor de sus recientes declaraciones, cómo afecta a su trayectoria literaria el aluvión de críticas que recibe por parte de sus detractores. “Yo no ando por la casa pensando en mi legado (…). Me importa un bledo, tarde o temprano estaré muerta”, sentenciaba hace unos días en su nuevo podcast, The Witch Trials of JK Rowling (La Cacería de Brujas de JK Rowling). Asimismo, denuncia que el intento de silenciarla e intimidarla sirve de advertencia a otras mujeres.

La alargada sombra de Jorge Arantes

Su postura sobre la identidad de género del colectivo trans la justifica en el hecho de haber sobrevivido a la violencia machista en su primer matrimonio con Jorge Arantes y a una agresión sexual que sufrió durante su juventud. La tormentosa relación que mantuvo con su exmarido, un periodista de la televisión portuguesa que vio truncada su carrera por el alocholismo, la ha descrito como “violenta y controladora”. La convivencia se tornó insoportable hasta el punto de que la escritora asegura que tenía que fotocopiar a escondidas las páginas de su trabajo por miedo a que su pareja las quemara. Un matrimonio que apenas duró un año y al que J.K. Rowling puso fin en noviembre de 1993 al tomar la decisión de sacar a la hija de ambos, de apenas dos meses, adelante como madre soltera.

Años después, cuando la escritora reveló los malos tratos que sufrió a manos de Arantes, éste admitió que la había abofeteado una vez en la vía pública pero que no arrepentía de ello. Además, la escritora logró una orden de alejamiento de su expareja cuando éste, un año después del divorcio, trató de ver a su hija en Edimburgo. Pese a esta relación tóxica, la autora de Harry Potter rehizo su vida y en 2001, ya en la cima del éxito, se casó con un médico anestesista escocés llamado Neil Murray, con quien tuvo dos hijos varones.

Captura del diario Daily Mail con las últimas declaraciones de Jorge Arantes.

Sin embargo, la sombra de Arantes sigue siendo alargada y de vez en cuando reaparece en los tabloides británicos arremetiendo contra la escritora. La más reciente a principios de esta misma semana en una entrevista que el portugués ofreció en su vivienda a The Daily Mail, atribuyéndose parte de la autoría del inicio de la saga Harry Potter, al afirmar que él la ayudaba a escribir, y acusándola de “delirar” por asegurar que que él amenazara con destruir sus manuscritos para evitar que ella le dejara. “Cuando estaba escribiendo el libro, yo participaba en ello. Ella me leía a mí y yo a ella. Ese primer libro fue fascinante, la redacción era maravillosa. Y a mí siempre me gustó, porque ambos compartimos la pasión por la literatura, especialmente la literatura infantil”, aseveró Arantes a este medio británico.

Otras polémicas

Su obra tampoco se ha librado de la polémica. Buena culpa de ello la tienen los duendes de Gringotts que dirigen el banco del mundo mágico y que algunos han visto en ellos un sentimiento antisemita por parte de su creadora al representarlos como monstruos codiciosos con nariz de anzuelo. Acusaciones que se suman a otras tan absurdas como las provenientes de sectores conservadores religiosos, que, en su momento, afearon la saga de Harry Potter por considerar que contenían elementos de ocultismo o satanismo. Corrientes ultraconservadoras llamaron a prohibir los libros en los colegios de Estados Unidos, ortodoxos de Bulgaria y Grecia lanzaron campañas de boicot y en países como Emiratos Árabes Unidos fueron censurados.

Rowling, que desde hace tiempo no gana para polémicas, también fue criticada duramente en 2017 por revelar que uno de los principales personajes de la saga de Harry Potter, Dumbledore, el director de la escuela de Hogwarts, era homosexual. Muchos fans le recriminaron que esta revelación no hubiera quedado reflejada en ninguno de sus libros, por lo que interpretaron que la autora pretendía subirse al carro de la lucha del movimiento LGBTI.

Fotograma con Albus Dumbledore, uno de los personajes del mundo mágico de Harry Potter. WARNER BROS.

Todas las controversias que rodean a la afamada y millonaria escritora la han convertido en una víctima preferente de la cultura ‘woke’, o la dictadura de lo políticamente correcto, que otros escritores, cineastas y artistas también han sufrido en los últimos tiempos. La autora británica ha llegado a recibir incluso “suficientes amenazas de muerte como para empapelar su casa” por sus opiniones sobre el racismo o la identidad de género.

A los palos que recibe por este tipo de cuestiones, se suman su difícil relación con los tabloides británicos y las vinculadas a su posicionamiento político. En el año 2015, fue objeto de una tremenda polémica por apoyar públicamente al Partido Laborista en la campaña electoral. Rowling sufrió una brutal campaña de acoso en las redes sociales con una ola intolerable de insultos y exabruptos, principalmente por parte de los ultranacionalistas del UKIP y del nacionalismo escocés. Estos últimos no la habían perdonado la donación de un millón de libras a la campaña en contra de la independencia de Escocia en el referéndum de 2014.

Más recientemente, Rowling se ha encargado de echar más gasolina al fuego con sus posicionamientos, siendo objeto nuevamente de la polémica y el rechazo, por alinearse públicamente con Caroline Farrow, la directora de campaña de CitizenGo, la plataforma ultracatólica, de extrema derecha y anti-LGBTI que ha hecho de la lucha contra lo que llaman “ideología de género” su bandera y cuya filial en España es HazteOír.

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